Ficha

ADMINISTRACIÓN
Número de Inventario 457
Letra
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IDENTIFICACIÓN
Nombre atribuído La chipera
Autor Miriam Esquivel
País Paraguay
Localidad/Origen Tobatí
Tipología Alfarería
Fecha de creación 2019
Descripción física Figura antropomorfa femenina con vestido y delantal. Tiene su mano izquierda apoyada en la cintura y la mano derecha la tiene levantada ya que se encuentra cargando un plato con chipas. 
Marcas o Inscripciones
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No contiene
DESCRIPCIÓN MATERIAL
Técnica Arcilla modelada, cocida, engobada, decoración incisa y pulida
Materialidad Arcilla y engobe (Tapyta)
Función Decorativa
Encargada de colecciones
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Camila Caris
ADQUISCIÓN
Adquisición Adquirido en un viaje realizado por Camila Caris y Anita Seguel a Paraguay en Febrero del año 2019
Procedencia Casa de Miriam Esquivel
Fecha 2019
Notas Miriam es hija de Teodosia Jiménez, una famosa alfarera de Tobatí. Ella aprendió a trabajar la cerámica desde pequeña observando a su madre. Miriam se caracteriza por realizar diversos oficios de mujeres rurales del Paraguay.
Fotografía Claudia PM Santibáñez 

 

 

LA CERÁMICA PARAGUAYA

“Es un oficio para toda la vida. Se trabaja o trabajaba hasta hace poco con dedicación y como en una especie de culto a los conocimientos heredados, la íntima latencia de un rito” Josefina Plá, 1994.

La cerámica paraguaya se ha cultivado de la mano de los guaraníes desde antes de la llegada de los españoles.

Gracias a la presencia de tierra dúctil para el modelado del barro y a las inmediaciones del lago Ypacaraí, cercano a la capital paraguaya, se produjo el asentamiento de centros productores de alfarería que hasta el día de hoy se mantienen activos en el país. En las localidades de Itá, Areguá y Tobatí se destaca un repertorio de objetos relacionados a los ritos funerarios y a las necesidades domésticas anteriores a la invasión española.

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El trabajo en barro ha estado vinculado a las mujeres y al ámbito doméstico desde su origen. Las alfareras realizan todo el proceso productivo, el cual comienza con la recolección del barro y su preparación para el trabajo. La principal técnica utilizada y que se mantiene hasta el día de hoy en Itá y Tobatí, es el colombín, trabajo con lulo de barro, con el cual se levantan las paredes del objeto pudiendo alcanzar grandes formatos. Para las piezas figurativas y de menor tamaño se utiliza el modelado. La quema tradicional se realiza en un hoyo cavado directamente en la tierra, conocido como horno indígena.

Con la llegada de los españoles y posteriormente de las órdenes religiosas, se instalaron en Paraguay talleres de cerámica que introdujeron nuevas metodologías y formas, pero no lograron derrocar la esencia original de la cerámica prehispánica, especialmente de Itá y Tobatí. En tanto Areguá asimiló la utilización del torno y del horno de llama directa, técnicas que coexisten en la actualidad junto al modelado.

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Estos tres centros productivos presentan distintas características tanto en el barro que utilizan como en el acabo final de sus piezas. En Itá se utiliza una arcilla de grano grueso, dúctil para el modelado, la cual presenta un tono ligeramente rosado luego de la cocción y el acabo final es de tono rojizo, a través de un engobe característico de la cerámica guaraní prehispánica. La cerámica de Areguá trabaja con una arcilla más fina y menos granulosa, cuyo color es parecido al de Itá. Por su parte Tobatí trabaja con una arcilla blanca y de alto contenido de caolín, por lo que requiere de una cocción a mayor temperatura que la utilizada en los otros centros.

Junto a esto, el repertorio de la cerámica paraguaya se ha ido transformando con el tiempo, producto de la incorporación de nuevas formas como jarras y platos, y también a partir de la exploración que las propias artesanas han desarrollado en sus prácticas.

Tal fue el caso de las figuras zoomorfas, cuyo surgimiento estuvo probablemente influenciado por culturas foráneas. Este nuevo espacio de libertad expresiva dio forma a sapos, coatíes, armadillos, monos, pavos, peces, perros y yacarés, entre otros. Por su parte la representación antropomorfa aparece de la mano de alfareras principalmente como decoración de contenedores. Con el correr de los años y con un objetivo más comercial, surgen representaciones exentas en pesebres y otras escenas propias de la vida campesina

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En la actualidad, las piezas de barro modeladas por manos femeninas mantienen la tradición de la alfarería paraguaya, desarrollando un repertorio creativo que se plasma en diversas (micro)esculturas. Dentro de las artistas más reconocidas en Paraguay se encuentran: Julia Isidrez, Ña Nena, Ediltrudis Noguera o la familia Esquivel, entre otras.

Reseña realizada por: Macarena Murúa

Edición: Camila Caris

Bibliografía:

Pla, Josefina, La cerámica popular paraguaya. Centro de documentación e investigaciones de arte indígena y popular. Centro de Artes Visuales Museo del Barro, Asunción, 1994.

Escobar, Ticio. La belleza de los otros. Arte indígena del Paraguay. Centro de documentación e investigaciones de arte indígena y popular. Centro de Artes Visuales Museo del Barro, Asunción, 1993.

PARAGUAY

Breve historia

Paraguay es un país subtropical donde viven más de 6 millones de personas, ubicado en la zona centro de Sudamérica, limitando con Argentina, Brasil y Bolivia. Territorialmente, el país está dividido de norte a sur por el Río Paraguay, generando una zona oriental altamente poblada, y una región occidental con gran riqueza ecológica denominada Chaco.

Entre los años 1864 y 1870 se desencadena la "Guerra de la Triple Alianza", en donde los países de Brasil, Argentina y Uruguay se unieron para luchar contra Paraguay, con el objetivo de repartirse gran parte de su territorio entre ellos. Esto generó un gran quiebre en la población, debido a las múltiples muertes que esta guerra causó, sumando la pérdida de tierras principalmente de indígenas.

Luego, en 1932 ocurrió la mal famosa "Guerra del Chaco" entre Bolivia y Paraguay, lo que también ocasionó grandes pérdidas materiales y humanas en ambos países, sobretodo de la comunidad guaraní.

Producción artística

Antes de la conquista española, los guaraníes desarrollaban prácticas artísticas vinculadas a funciones rituales y utilitarias, con gran relevancia del cuerpo como soporte. Con el proceso de colonización, éstas se volcaron a los objetivos hispanos, incorporando el tallado en madera, la platería y los tejidos enseñados por las campañas evangelizadoras.
Durante el siglo XIX, con la independencia de la nación paraguaya, no se produjo una promoción particular por las expresiones artísticas; por lo que las técnicas y los objetos vinculados al uso cotidiano, como la cerámica y los tejidos, mantuvieron su desarrollo al alero del trabajo doméstico femenino. No obstante, en la época actual, con la revalorización de las culturas tradicionales y la apertura de nuevos mercados, el arte local vuelve a cobrar fuerza, aunque ahora vinculado al consumo turístico y a su uso en tanto pieza de colección.

 

 

 

 

Herencia indígena

La cultura de Paraguay está marcada por la colonización y la evangelización de la orden de San Francisco de Asís y de la Compañía de Jesús. Sin embargo, a pesar de que las campañas coloniales buscaron occidentalizar a la población, hoy en día gran parte de los habitantes de Paraguay siguen hablando el idioma guaraní como lengua materna y junto con esto, todavía se mantienen algunas tradiciones relacionadas a la cultura indígena.

La cestería, la madera tallada, los textiles, la alfarería, el trabajo en cuero y las calabazas pirograbadas son algunas de las técnicas artísticas desarrolladas en Paraguay y que caracterizan a los distintos pueblos que lo componen.

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Reseña realizada por Luciana Pérez- Leppe

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