Dubai es uno de los siete emiratos que conforman la monarquía federal de los Emiratos Árabes Unidos, ubicada en el Golfo Pérsico. De clima tropical desértico y altas temperaturas, la mayoría de los días son soleados y llueve escasamente. El islam es declarado como la religión del país y el árabe su idioma oficial.

Protectorado del gobierno británico por casi dos siglos, concluyó su dependencia con la creación de los Emiratos Árabes Unidos. Aunque en el pasado se dedicó al comercio y a la extracción de perlas, su desarrollo económico fue estimulado por el descubrimiento del petróleo en los años sesenta, lo que llevó al país a un rápido y sostenido progreso económico. Actualmente Dubai ha diversificado las fuentes de su economía y se nutre de la industria de la construcción, los servicios financieros y el turismo de lujo.

Con su baja tasa de desempleo y gran desarrollo urbanístico se ha convertido en uno de los grandes focos de inmigración laboral de la región. Por eso la mayor parte de la población residente proviene del extranjero, convirtiendo al país en un lugar cosmopolita y diverso.

Dubai es una cultura que encuentra sus raíces en una mixtura entre el mundo árabe, el islam y los beduinos presentes en la región desde la antiguedad. De esta convivencia diversa provienen la mayor parte de su producción de artefactos. También recibió influencias de su contacto con India y Mesopotamia en una época en que fue lugar de tránsito del comercio entre esas regiones. Manifestaciones tan diversas como la confección de piezas textiles, macramé, trenzado, cestería, caligrafía, alfarería y cerámica, así como poesía, danza, música, teatro, arquitectura y también el arte del café, la cocina o la cetrería forman parte de ese nutrido universo que se configuró gracias al aporte de esos pueblos.

Los beduinos son parte fundamental de esa construcción, aportando a la cultura del país con sus costumbres de pueblo nómade ganadero. A ellos se debe de manera importante la hospitalidad con la que se recibe a los afuerinos y el valor de la poesía como práctica de transmisión oral, la danza ritual y la música, así como el trenzado de palma y los tejidos de lana de camello y cabra practicado por las mujeres beduinas.