Ficha

 

ADMINISTRACIÓN
Número de Inventario 75
Letra
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IDENTIFICACIÓN
Nombre atribuído Miniatura de retablo
Autor Desconocido
País Perú
Localidad/Origen Ayacucho
Tipología Técnica mixta
Fecha de creación 2014
Descripción física
Pequeño retablo de madera con dos puertas que se abren hacia afuera. El exterior está pintado de color rojo con figuras fitomorfas de color amarillo y celeste. La parte superior del objeto es triangular con los mismos diseños fitomorfos. En el interior encontramos una escena relgiosa hecha de yeso. Al lado izquierdo está una figura masculina, a la derecha una figura femenina y abajo una figura pequeña con dos animales a cada lado.
Marcas o Inscripciones
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No contiene
DESCRIPCIÓN MATERIAL
Técnica Tallado, modelado, policromado
Materialidad Madera, cuero sintético, clavos, yeso, pintura
Función Decorativa
Encargada de colecciones
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Camila Caris
ADQUISCIÓN
Adquisición Donación
Procedencia Ministerio de Cultura del Perú
Fecha 2014
Notas
Fotografía Claudia PM Santibáñez

 

 

EL RETABLO AYACUCHANO

El retablo Ayacuchano, es una expresión artística propia de la región de los Andes en Sudamérica. Se realiza originalmente en la Provincia de Huamanga, Departamento de Ayacucho, al sur del Perú. Su historia se remonta a la época de la colonia, a partir de la llegada de sacerdotes españoles, quienes buscaron a artistas indígenas locales, para la producción de diversas figuras de arte sacro, con el objetivo de utilizarlas en las campañas de evangelización de la población.

En un comienzo, los retablos eran objetos denominados “cajones de San Marcos o San Lucas” hechos a partir de cajas articuladas, con figuras talladas de dichos santos católicos, llevados por los campesinos andinos a través de las montañas para pedir por la protección y la fertilidad del ganado.

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Alrededor del año 1940, el reconocido artista Joaquín López Antay (1897- 1981) comienza a utilizar una nueva técnica a partir de los antiguos cajones de santos, fabricando una mezcla con yeso y papa, con el objetivo de obtener un material que fuese maleable, duro al secar y liviano de transportar. Iniciando con ello, la tradición de los retablos ayacuchanos que conocemos en la actualidad.

La producción de un retablo comienza con el blanqueo de una caja de madera con yeso, una vez seca la superficie, ésta es policromada y decorada. Al interior de la caja -según los niveles de complejidad que ésta presente-, se componen escenas tradicionalmente de carácter religioso, a partir de figuras hechas con una pasta, elaborada de yeso cernido, agua y harina; y en algunos casos, utilizando papa molida y jugo de níspero. Con la masa obtenida de esta mezcla, se moldean a mano o en moldes las figuras que formarán parte de la escena del retablo, para luego pulirlas y pintarlas con anilinas de colores.

El conocimiento de la fabricación de los retablos, usualmente se transmite de generación en generación, constituyendo así una tradición artística familiar de carácter costumbrista; que nace al interior de los talleres artesanales de la localidad de Ayacucho.

Al ser una pieza emblemática del arte popular peruano, los conocimientos, las técnicas y la iconografía asociada a la producción del Retablo Ayacuchano, fue Declarado Patrimonio Cultural de la Nación Peruana en el mes de junio del año 2019, a través de la RESOLUCIÓN VICEMINISTERIAL N° 098_2019_VMPCIC_MC.

 

Reseña realizada por Karla Montoya A.

Revisión de contenidos y edición a cargo de Camila Caris Seguel

PERÚ

Breve contexto histórico

La República del Perú, es un país ubicado en el oeste de Sudamérica. Limita con el Océano Pacífico al oeste, Ecuador y Colombia al norte, Brasil al este y al sureste con Bolivia y Chile. Su geografía, posee una biodiversidad muy rica que va desde valles, altas cumbres en los Andes, costa desértica y amazonía.

Antes de la colonización española, en el territorio de Perú se desarrolló una de las civilizaciones más importantes de la historia americana: la cultura Inca. Quienes dominaron gran parte de Sudamérica produciendo grandes avances con respecto a la agricultura, la gastronomía, la arquitectura y las artes; destacando entre su herencia, la construcción del complejo Machu Picchu.

Para llegado el siglo XVI, la corona española invade Perú y comienza una campaña genocida indígena, a partir del mestizaje y la evangelización; transformando el antiguo Imperio Inca en el nuevo Virreinato del Perú, con su capital en la ciudad de Cuzco. Territorio estratégicamente ocupado por España, para la explotación de la plata y el oro -con mano de obra indígena y de esclavos traídos de África-; situación que se mantuvo hasta el año 1821, cuando Perú reclama su independencia de la corona española.

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Producción artística

Como Perú posee gran historia ancestral y a su vez fue uno de los virreinatos españoles más sobresalientes en la época colonial, su producción artística es muy diversa y compleja. Por un lado, se encuentra una importante tradición pictórica nacida a partir de la Escuela Cuzqueña en la época del Virreinato del Perú, lugar donde se trabajó principalmente la corriente del Barroco. Y por otro, están las manifestaciones artísticas populares de origen colonial, como es el caso de los retablos, conformados por cajas, nichos o baúles hechos de madera o papel maché, que representan en su interior diversas escenas de carácter religioso, acompañadas de músicos o bailarines.

A su vez, existen producciones artísticas decorativas de raíz indígena vinculadas a la gastronomía, como es el caso de las cabezas de yeso modeladas y pintadas para el tantawawa o pan wawa, durante la celebración del día de los muertos.

También en Perú, es sumamente importante la producción de textiles para las culturas indígenas de los Andes ya que, a través del tejido a telar, las mujeres han producido ancestralmente su indumentaria y la de su familia, además de comercializarla en los mercados, para generar con ello una economía familiar.

Por otro lado, la producción de muñecas a la usanza prehispánica, se ha transformado en un símbolo artístico que manifiesta la herencia ancestral que tiene Perú. Realizadas tradicionalmente en la localidad de Nazca, pero comercializadas en muchos mercados y localidades debido a su popularidad. Lo mismo ocurre con el famoso “torito de Pucará” que, si bien es un importante simbolismo de protección para las culturas andinas, de alguna forma se ha popularizado tanto su figura, que actualmente se pueden ver nuevas versiones de éste, pintado con diversos colores y a la venta en los mercados más importantes del país.

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Después de la independencia, en Perú sucedieron una serie de gobiernos que llevaron a posteriores Golpes de Estado por la disputa del poder, hasta que ocurre la “Guerra del Guano y el Salitre” (1879-1884) en la cual Perú se une a Bolivia contra Chile. Aunque finalmente, Chile termina ocupando territorio al norte, en las zonas de Arica y Tarapacá en Bolivia, dejando al país boliviano sin acceso al mar. Lo que generó grandes tensiones políticas con Chile, dado que Perú también perdió recursos humanos y económicos.

Para el siglo XX, Perú enfrenta un conflicto armado interno, que se extendió desde 1980 hasta los años 2000, entre el Partido Comunista Peruano -conocido como Sendero Luminoso- y el gobierno de turno. Sin embargo, quizá el periodo más sangriento de este conflicto estuvo marcado durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) quien implementó una persecución armada contra este movimiento, que terminó en numerosas muertes de campesinos e indígenas en el país. Sumando a esto, las posteriores acusaciones criminales hacia dicho presidente, por delitos de lesa humanidad y apropiación de fondos públicos, terminaron por destapar uno de los casos más grandes de corrupción en el Perú.

Comunidades indígenas

En el territorio peruano, actualmente viven 55 grupos indígenas, 51 de ellos son originarios del Amazonas, y 4 de los Andes, con 47 idiomas distintos que forman alrededor del 15% de la población total del país.

Entre ellos están las comunidades Achuar, Ashaninka, Cashinahua, Ese Eja, Iskonawa, Kakinte, Kukama Kukamiria, Mashco Piro, Muniche, Nomatsigenga, Resígaro, Shipibo-Konibo, Uro, Yaminahua, Aimara, Asheninka, Chamicuro, Harakbut, Jaqaru, Kandozi, Madija, Mastanahua, Murui-Muinani, Ocaina, Secoya, Shiwilu, Vacacocha, Yanesha, Amahuaca, Amajún, Chapra, Ikitu, Jíbaro, Kapanawa, Maijuna, Matsés, Nahua, Omagua, Sharanahua, Ticuna, Wampis, Yine, Arabela, Bora, Chitonahua, Iñapari, Kakataibo, Kichwa, Marinahua, Matsigenka, Nanti, Quechuas, Shawi, Urarina y Yagua.

Todas estas comunidades han resistido a la invasión colonialista y a la actual persecución que sufren por parte de las empresas extractivistas, quienes buscan desplazarlos de sus territorios, como ocurrió durante la exploración del caucho en los siglos XIX y XX. Es por esto, que muchos líderes y lideresas indígenas han sido asesinadas por la defensa de sus territorios, quedando sus casos en completa impunidad.

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Las comunidades indígenas del Amazonas también tienen una producción artística de carácter ritual y simbólica tanto amplia como compleja. Los textiles bordados y la producción de cerámica con diseños geométricos, son motivos que obtienen los chamanes a través de sus visiones de Ayahuasca, y que las mujeres se encargan de retratar artísticamente en la aldea del pueblo Shipibo-Konibo. Siendo su producción visual, uno de los íconos más conocidos hasta el momento de la selva peruana, debido a que la comunidad ha podido comercializar sus productos por muchos lugares del mundo.

Reseña realizada por Camila Caris Seguel.

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