Según las creencias de los antiguos pueblos eslavos, el mundo nació de un huevo cósmico, creado y divido a la vez por una serpiente. De manera que el huevo ha sido asociado con la primavera, el tiempo de fertilidad y el crecimiento.

En tumbas de la época de bronce en la Ucrania actual, se han encontrado huevos hechos de piedra y de arcilla. Se cree que éstos simbolizaban el renacimiento y el camino de la serpiente al mundo.

Durante el periodo eslavico tardío, se adoraba al dios sol, conocido como Dazhbog. Junto a este, los pájaros eran vistos como los elegidos de dios, ya que se pensaba que eran los únicos seres vivientes que podían acercarse a él. Por eso, los huevos son considerados como talismanes de buena suerte que espantan el mal. Así que, hasta el día de hoy, regalar una pysanka simboliza el intercambio de la muerte a la vida.

Con la instauración del cristiano en Europa durante la Edad Media, muchas prácticas espirituales de los antiguos eslavos tuvieron que asimilar atributos católicos para sobrevivir. De manera que el significado de los pysanki ha cambiado, aunque sus símbolos se han mantenido. Por ejemplo, el triángulo que antes representaba los elementos de tierra, fuego, y agua, ahora se asemejan con la Santa Trinidad; la cruz, símbolo del amanecer, ahora representa la resurrección de Cristo; y los peces, que hacían alusión a la pesca y la abundancia, ahora se refieren a Jesús como pescador. De igual manera, los símbolos de la serpiente y la berehynia, o diosa madre, todavía se encuentran en los pysanki, pero representados mediante espirales y flores.